La sonda india Chandrayaan-3 ha detectado una posible actividad sísmica en la luna, todavía bajo investigación, que podría tratarse de un terremoto lunar, un fenómeno sismológico ya conocido y llamado lunamoto, ya descrito anteriormente.
La carga útil del Instrumento para la Actividad Sísmica Lunar (ILSA) en el módulo de aterrizaje Chandrayaan 3 ha registrado las vibraciones que se producen debido a los movimientos del Rover y otras cargas útiles.
El objetivo principal de ILSA es medir las vibraciones del suelo generadas por terremotos naturales, impactos y eventos artificiales. La tecnología a bordo del lander lunar ha recogido y enviado a Tierra las vibraciones registradas durante la navegación del rover el 25 de agosto de 2023. Además, también se muestra un evento, aparentemente natural, registrado el 26 de agosto de 2023. El origen de este suceso se encuentra actualmente bajo investigación“, señala en un comunicado el IRSO, siglas inglesas de la Organización India para la Investigación Espacial de la que depende la misión de alunizaje por una nave no tripulada.
Estudios previos ya apuntaban desde el siglo pasado a la presencia de actividad sismológica en la Luna, temblores llamados lunamotos muy frecuentes que puede deberse bien a movimientos que se producen en el satélite a gran profundidad por la atracción gravitacional de la Tierra, o bien por meteoritos y otros impactos ya sean producidos de forma natural, por las vibraciones que genera la superficie congelada de la luna. También se pueden inducir de forma artificial.
La presencia de lunamotos se conoce desde el siglo pasado y la misión Apolo 11 ya desplegó un sismómetro en 1969 que constató que la Luna estaba “viva”. Entre 1969 y 1977, los sismógrafos en los lugares de alunizaje de cuatro misiones Apolo registraron 28 terremotos superficiales. Sin embargo, en parte porque los instrumentos no fueron colocados en los lugares ideales, el método usado para determinar las ubicaciones de los lunamotos estaba lleno de incertidumbre.
Un estudio publicado el 13 de mayo de 2019 en Nature Geoscience que reproduce The New York Times ya sugería que la Luna todavía está tectónicamente activa y presenta la posibilidad de que futuras bases lunares puedan ser vulnerables a los terremotos superficiales. Una idea que precedía otro estudio publicado en 2010, cuando el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA encontró evidencia de fallas jóvenes, de no más de 50 millones de años, en la Luna, que resultaron estar todavía activas.
“Estas fallas pertenecen a una categoría conocida como fallas de cabalgamiento, en las cuales un bloque geológico se desliza hacia arriba en contra de la gravedad cuando la región circundante es aplastada. Las fallas de cabalgamiento de la Luna son una señal de que el satélite entero se está contrayendo a medida que pierde calor interno, se enfría y se encoge; Mercurio atraviesa un proceso similar”, explican expertos citados en este rotativo.
En la Tierra, la palabra tectónica se ha asociado con múltiples placas tectónicas. Sin embargo, la tectónica se refiere a procesos a gran escala -incluidos aquellos que facilitan la pérdida de calor- que influyen la evolución de estructura. Aunque la Luna no tiene placas tectónicas, la frase “tectónicamente activa” es sólida y está respaldada por evidencia convincente.