«Espero tener la valentía de decir todo lo que quiero decir»

«Espero tener la valentía de decir todo lo que quiero decir»

«¿Hará historia este viaje, como ocurrió con el de Lampedusa?», ha preguntado a Francisco la corresponsal de la Radio Cope, Eva Fernández, durante el vuelo rumbo a Marsella. «Creo que sí. Espero tener la valentía de decir todo lo que quiero decir», le ha respondido el Papa alzando las expectativas de esta visita exprés en plena crisis migratoria en el Mediterráneo.

El Papa Francisco viaja Marsella para completar en esta orilla europea un rosario de visitas a puertos del Mediterráneo que comenzó en Lampedusa en 2013 nada más iniciar su pontificado, y que le ha llevado dos veces a Lesbos (Grecia), y una a Chipre y a Malta. Su idea es recordar a Europa las raíces morales de la crisis migratoria, especialmente la «globalización de la indiferencia».

En el avión, durante un diálogo informal con los periodistas, ha adelantado que considera una «crueldad, una falta de humanidad» las condiciones en las que la semana pasada, en cuestión de horas, diez mil personas llegaron a Lampedusa procedentes del norte de África. «Los mantienen vivos en los campos de concentración, y luego los tiran al agua», ha dicho apuntando a los traficantes de seres humanos.

Francisco también ha recordado dialogando con la corresponsal de la agencia EFE, Cristina Cabrejas, a los «emigrantes de Latinoamérica». «Una vez celebré una misa en una frontera latinoamericana, donde había zapatos que habían perdido emigrantes en la travesía», ha recordado emocionado, probablemente refiriéndose a su misa en Ciudad Juárez.

El aspecto positivo se lo ha comunicado la periodista Natalia Mendoza, que le ha mostrado unos fragmentos del documental que está preparando sobre un emigrante eritreo que sobrevivió a un naufragio en octubre de 2013 y que ahora «vive en Holanda, tiene un hijo y paga sus impuestos».

Más de 26.000 fallecidos

Francisco llega a Francia en un momento delicado en política migratoria para las cancillerías europeas. Alemania tiene sus centros de acogida al límite; Francia ha reforzado los controles en la frontera con Italia y ha dicho que no acogerá nuevos emigrantes; e Italia ha declarado la guerra a los traficantes de emigrantes después de que en pocas horas llegaran 10 mil personas a Lampedusa.

Esta tarde el Papa recordará a los 26.000 migrantes que desde 2014 han perecido ahogados en el Mediterráneo mientras intentaban llegar a Europa, unos 1.300 fallecidos desde enero pasado. Lo hará rezando junto a líderes de otras religiones, técnicamente será un «momento de recogimiento», ante un espectacular monumento que recuerda a los héroes y a las víctimas del mar.

Antes, Francisco se detendrá con varios cientos de sacerdotes en la catedral de Notre Dame de la Garde (la Guardia), uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, situada en su punto más alto, sobre el puerto antiguo. Los católicos consideran este lugar un «símbolo de esperanza y protección para los marinos y pescadores marselleses», que rezaban ante esta imagen de la Virgen suplicando protección antes de zarpar al mar.

Este sábado Francisco se reunirá con Emmanuel Macron , quien le acompañará durante la clausura de los «Encuentros Mediterráneos MED 23». Se trata de un foro de 60 obispos de ciudades de las cinco orillas del Mediterráneo: Norte de África, Oriente Próximo, Mar Negro y Egeo, Balcanes, y Europa del Sur.

«La idea de este encuentro es ayudarnos a tomar conciencia de los desafíos del Mediterráneo», explica su organizador, Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella. «Abordaremos cuatro problemáticas: la cuestión socioeconómica y la disparidad en el Mediterráneo; las amenazas al medioambiente y el acceso al agua; las migraciones; y los conflictos geopolíticos en nuestra región», añade. Francisco viaja a Marsella para proponer mirar el Mediterráneo desde otra perspectiva y dar visibilidad a iniciativas de éxito en esos cuatro ámbitos.

Visita a las periferias epicentro de criminalidad

El telón de fondo es la ciudad más cosmopolita del Mediterráneo, pero también una de las más peligrosas. Entre enero y julio han fallecido en sus calles más de 80 personas, víctimas de unos 200 tiroteos entre bandas de delincuentes, traficantes de seres humanos, armas y droga. Sin ir más lejos, en junio, la ciudad vivió violentas protestas contra la muerte del joven de 17 años Nahel Merzouk a manos de la policía, en el suburbio parisino de Nanterre.

El Vaticano reveló horas antes de que comience el viaje que el Papa visitará el sábado un lugar aún no identificado de los «Quartiers Nord», en una de las peligrosas periferias de Marsella, para saludar a sus habitantes.

Curiosamente, han pasado 500 años desde que un Papa visitó Marsella. Su predecesor Clemente II se desplazó hasta allí por conveniencia política para celebrar la boda del futuro rey Enrique II con su sobrina Catalina de Médici. Los tiempos han cambiado.