La triple presión sobre Sunak de los ‘tories’: inmigración, impuestos y movilidad

La triple presión sobre Sunak de los ‘tories’: inmigración, impuestos y movilidad

El congreso del Partido Conservador que se celebra esta semana en la ciudad inglesa de Mánchester tiene un protagonista: el primer ministro británico, Rishi Sunak, que tras casi un año en el poder intenta mantenerse a flote en medio de una situación compleja en la que se encuentran, mezclados y agitados, temas tan variados como la inmigración, la economía y la crisis dentro de la formación.

Las encuestas siguen sin ser favorables y, pese a la manifiesta falta de carisma del opositor laborista Keir Starmer, la gestión de los ‘tories’ amenaza con pasarles factura en las elecciones generales que está previsto que se celebren el próximo año, y a las que Sunak intenta al menos llegar. Pero el camino se prevé complicado.

Este lunes, la responsable de transporte del Partido Laborista, Louise Haigh, acusó a al Partido Conservador de estar «demasiado dividido» y «demasiado distraído» para hacer avanzar al Reino Unido, en una intervención tras conocerse que un tramo del HS2 (High Speed 2, en referencia a la alta velocidad), la línea de trenes de alta velocidad, podría ser paralizado por el Gobierno debido al elevado coste del proyecto. Ese anuncio ha desatado la cólera de los alcaldes de algunas regiones y también ha provocado la de los medios de comunicación, que, sin importar su inclinación política, han criticado una medida que supondrá un duro golpe para la economía del norte del país.

Fuertes críticas

Irónico, como poco, es que uno de los tramos afectados sea precisamente el de Mánchester, donde se celebra el encuentro ‘tory’. «Después de semanas de caos e indecisión sobre el mayor proyecto de infraestructura del país, el relanzamiento de Rishi Sunak ahora está descarrilándose», dijo Haigh. «Esta caótica conferencia muestra precisamente por qué la clase trabajadora no puede permitirse cinco años más de conservadores».

En el área del transporte, no es el único escollo. La idea de retrasar de 2030 a 2035 el veto a la venta de coches de gasolina y diésel ha causado las críticas de los fabricantes, que aprecian una falta de coherencia en las decisiones del ‘premier’. Sunak, sin embargo, se presentó durante el mitin en el congreso, así como en las entrevistas con la prensa, como una figura enfocada al cambio. También como alguien que toma decisiones «difíciles pero necesarias», como las relativas a presentar una serie de políticas «a favor de los conductores», incluyendo poner trabas a que los ayuntamientos introduzcan zonas de baja velocidad y bajas emisiones.

También las relativas a la inmigración, cuyas políticas ha ido endureciendo. Cuenta de ello dio la ministra del Interior, Suella Braverman, en un discurso de hace unos días en el que mostró que es el Ministerio que dirige el más convencido de que este es el tema prioritario para el país.

La idea de retrasar de 2030 a 2035 el veto a la venta de coches de gasolina y diésel ha causado las críticas de los fabricantes

Viraje radical

Desde hace meses, Braverman ha venido reiterando su deseo de abandonar lo que ha calificado como el «politizado» Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Tras sus palabras, se le acusó a ella, y por consiguiente a Sunak, de estar virando hacia posiciones de extrema derecha que han sido criticadas incluso por las Naciones Unidas. «Tengo una idea clara de cuáles son las prioridades del pueblo británico», afirmó Sunak, por su parte. Y prometió, en tono más de campaña electoral que de cabeza de la formación y del Ejecutivo: «Voy a ponerme a trabajar, ese es el cambio que voy a traer».

Precisamente, las diferentes opiniones sobre inmigración e impuestos, entre otros temas calientes, son motivo de la división en el seno del partido, que agravó la ex primera ministra Liz Truss al pedir en su discurso recortes de impuestos.